El PRM en Barahona: entre el desencanto y la lucha por la dignidad de la base




Por EMMANUEL ESCALANTE – Estilo Listín Diario / El Nacional
Barahona. – La casa perremeísta en esta provincia se encuentra en un punto de ebullición. La efervescencia política que alguna vez impulsó al Partido Revolucionario Moderno (PRM) hacia la victoria, hoy parece drenarse por las venas abiertas de la frustración y el desencanto de sus bases.
Mientras el presidente provincial del PRM, el doctor Edgar Augusto Féliz Méndez, libra una batalla casi solitaria por dignificar a quienes lo dieron todo en las urnas, la realidad que enfrenta es cruda: una estructura partidaria que, lejos de fortalecerse tras el triunfo electoral de 2024, se ha fracturado en una red de intereses, grupos y lealtades divididas.

Empleo condicionado: ¿premio a la militancia o botín político?
En los pasillos políticos de Barahona se murmura lo que ya no se puede esconder: para acceder a una oportunidad laboral en una institución pública, no basta con haber sido delegado, suplente o encargado de centro electoral. Ahora, se exige algo más: pertenecer a uno de los equipos de poder que gravitan en torno a los proyectos presidenciales internos del PRM.
Si no se es parte del círculo de David Collado, Wellington Arnaud u otro aspirante con estructura, el acceso se torna casi imposible. La militancia sin padrino, aquella que caminó barrios, pegó afiches y defendió el voto en las mesas, hoy observa desde la orilla cómo otros –a veces sin trayectoria ni compromiso partidario– reciben los frutos de un gobierno que no ayudaron a construir.

Edgar Féliz Méndez: voz de la institucionalidad
En medio de este panorama, la figura de Edgar Augusto Féliz Méndez emerge como un actor clave que, según expresan muchos de sus seguidores, ha sido el único en mantener un discurso coherente y una acción persistente en defensa de los intereses de la base perremeísta.

Desde su juramentación como presidente provincial, ha gestionado empleos, apoyado líderes zonales y municipales, y mantenido firme su compromiso con la equidad. Sin embargo, su lucha se ve obstaculizada por un sistema de reparto que, como denuncian dirigentes locales, está capturado por legisladores y funcionarios que privilegian a sus círculos íntimos por encima del mérito y la militancia.

Un grito de advertencia desde la base
La situación ha generado malestar en los barrios, en las zonas rurales, en los comités de base que conforman el corazón del PRM en Barahona. Las quejas apuntan a una “mafia de grupismo”, donde se premia la apariencia, la cercanía con el poder o, incluso, la frivolidad, mientras los hijos de los fundadores del partido “soplan aire en los bancos de espera”.

La advertencia es clara: el tiempo pasa, la base se desespera, y la oposición (PLD y FP) observa con astucia cómo el desencanto interno puede convertirse en el talón de Aquiles de un partido que aún ostenta el poder, pero que corre el riesgo de perder el alma.

El reto del 2028: ¿cómo llegar si se pierde el 2025?
Mientras algunos actores ya piensan en las candidaturas del 2028, Edgar Féliz Méndez parece centrado en una meta más urgente: salvar al PRM del colapso interno y devolverle la esperanza a sus militantes. Para ello, necesita más que buenas intenciones: requiere del respaldo decidido del presidente Luis Abinader y de una estructura institucional que deje de mirar a los compañeros como fichas y los vea como lo que son: soldados de una causa.

Porque si el PRM no corrige el rumbo, si no cierra la herida abierta del empleo clientelar y el grupismo desbordado, la próxima contienda no se ganará con afiches ni caravanas, y menos con promesas recicladas. Se ganará –o se perderá– con el corazón de una base que, hoy por hoy, late con dolor, pero que aún conserva esperanza.
Y esa esperanza, afirman muchos, se llama Edgar Augusto Feliz Méndez.
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