El PRM y el riesgo de una carrera presidencial a destiempo
Por Emmanuel Escalante Peña
Santo Domingo. A tres meses del inicio del segundo mandato presidencial de Luis Abinader, fundador y líder del Partido Revolucionario Moderno (PRM), la irrupción prematura de precandidaturas presidenciales dentro del partido oficialista ha generado preocupación en diversos sectores de la sociedad dominicana. Este fenómeno,
protagonizado especialmente por algunos funcionarios que han abandonado sus responsabilidades para lanzarse a una carrera política fuera de tiempo, amenaza con debilitar la cohesión interna del PRM y afectar la percepción pública de su gestión.Es imperativo recordar que Luis Abinader, además de ser el presidente constitucional de la República, es el principal arquitecto del PRM y la figura que representa su liderazgo natural. Abinader no solo lideró al partido hacia su histórica victoria en las elecciones de 2020, sino que también ha consolidado su posición como un referente de la estabilidad política y económica del país. Sin embargo, la premura de ciertos dirigentes por posicionarse en la contienda electoral del 2028 da la impresión de que han olvidado este contexto fundamental.
Para muchos, resulta alarmante que figuras con altos cargos en la administración pública descuiden sus funciones, dejando de lado las responsabilidades por las que fueron designados, para concentrarse en proyectos personales. Esta práctica, además de ir en detrimento de la buena gobernanza, envía un mensaje equivocado a la ciudadanía, que espera de sus líderes trabajo, compromiso y resultados concretos, no ambiciones desmedidas a destiempo.
Asimismo, es necesario recordar a los miembros de las direcciones generales nacionales, provinciales y municipales del PRM que, en este momento, el enfoque debe estar en respaldar las políticas del gobierno y garantizar el cumplimiento de los objetivos trazados para el desarrollo del país. Un partido dividido y distraído no solo afecta su capacidad de gobernar eficazmente, sino que también pone en riesgo su credibilidad de cara a futuras elecciones.
Luis Abinader tiene la batuta y, como líder indiscutible del PRM, será quien tome las decisiones finales respecto a la dirección que tomará el partido en los próximos años. En este sentido, cualquier movimiento político interno debe realizarse con prudencia, respeto al liderazgo institucional y, sobre todo, en el momento oportuno.
El PRM no puede permitirse caer en las mismas prácticas que tanto criticó de sus adversarios en el pasado. Es hora de que sus dirigentes entiendan que el verdadero legado político no se construye desde la improvisación ni desde los intereses individuales, sino desde el trabajo colectivo, la disciplina y el respeto al liderazgo.
Por el bien del PRM y del país, es hora de retomar el enfoque en el presente, fortaleciendo las bases del gobierno y asegurando que cada funcionario cumpla con la responsabilidad que le ha sido conferida. La historia juzgará no solo los logros del gobierno, sino también cómo manejó los desafíos internos en momentos cruciales como este.
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