
Por: Nelson Encarnación
En el sector que lidera el presidente Danilo Medina en el Partido de la Liberación Dominicana hay quienes están seguros, casi al ciento por ciento, de que el doctor Leonel Fernández no pelea y que en los momentos cruciales cede con tal de no confrontar.
No estoy consciente de si el propio Danilo sustenta ese criterio, pero hace varios años, durante una conversación en su oficina política de la avenida Sarasota, el hoy jefe del Estado me tocó el tema de una forma tal que me puso a pensar.
En la ocasión me dijo que “la gente” está convencida de que a Leonel no le gusta la confrontación y que cuando se le acorrala, cede.
No cito sus palabras textualmente pero sí el contexto. Cuando me lo dijo percibí que—como se dice en Siquiatría o Sicología, no estoy seguro—se estaba proyectando, es decir, que estaba poniendo en boca de “la gente” lo que en realidad era una convicción suya. Era como un mirarse en el espejo.
De ahí que en los últimos siete años sobre el expresidente Fernández se hayan venido las más fuertes pruebas de resistencia, en una de las cuales—el enfrentamiento que condujo al desenlace de 2015—fue sometido la templanza del acero, de la cual no salió airoso, pues la coyuntura le hizo desistir.
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