Grigori Rasputín. Según la historia, este místico ruso con una gran influencia en los últimos días de la Dinastía Romanov, conocido también como “el monje loco”, escondía un secreto muy bien guardado en sus pantalones.
Cuando Rasputín fue asesinado por un grupo de aristócratas en 1916, con el fin de festejar su muerte se le cortó el pene y se lo guardó como trofeo, antes de quemar su cuerpo.
Los rumores populares decían que el pene de Rasputín medía originalmente unos 40 centímetros, pero sólo se conservan 28.5 centímetros. Dicen que una parte quedó en el cuerpo de Rasputín al momento de la castración, y que otra parte desapareció tras una supuesta mordida producida por un perro.
El miembro es una de las reliquias “estrella” que expone el Museo de San Petersburgo y aún le adjudican poderes milagrosos, entre ellos, sanar a los hombres de la impotencia por el sólo hecho de mirarlo una vez.
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